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¿Cómo atender los trastornos del sueño en pacientes con Alzheimer?

25 septiembre 2020

Una de las mayores afectaciones en personas con enfermedad de Alzheimer (EA) es la alteración en sus patrones de sueño. El insomnio es uno de los trastornos más frecuentes en esta condición, por lo que parte del tratamiento está dirigido a minimizar los problemas al dormir para que el paciente goce de un sueño reparador.

Esta enfermedad suele aparecer en la edad adulta, justo cuando los ciclos de sueño comienzan a cambiar. Por esta razón los ancianos suelen tardarse más en conciliar el sueño, tienden a despertarse en las noches con frecuencia o muy temprano y realizan varias siestas durante el día.

Las investigaciones científicas demuestran que existe una estrecha relación mientras el insomnio está asociado al riesgo de desarrollar Alzheimer, las primeras fases de la enfermedad propicia la aparición de algunos trastornos del sueño.

La alteración de los procesos químicos y hormonales en las vías neuronales que inician y mantienen el sueño explica el porqué de los trastornos del sueño en la enfermedad de Alzheimer.

Bajo esta condición disminuye la secreción de melatonina, así como la función colinérgica muy importante para la inducción del sueño REM.

El comportamiento y el sueño de un anciano con Alzheimer tiene características específicas que se reconocen bajo el término sundowning o “caída del sol”, el cual describe un conjunto de signos presentes en pacientes con demencia.

Entre ellas se encuentran:

– Insomnio en todas las etapas de la enfermedad

– Aumentan los despertares nocturnos en cantidad de veces y duración

– Más siestas diurnas

– Disminuye el sueño lento profundo y el sueño REM

– Sufren de agitación

– En algunos casos deambulan en las noches con conductas o necesidades incoherentes

– Merma la capacidad para mantener el nivel de atención a estímulos externos

– Desorientación cuando se despiertan

– La baja calidad del sueño les produce cambios en el estado de ánimo

 

La higiene del sueño en estos pacientes puede trabajarse estableciendo algunos hábitos durante el día y la noche. Esto ayudará a que tanto el paciente como sus cuidadores puedan ganar un poco de mejor descanso.

1) Trata de que la persona con Alzheimer no realice actividades físicas y cognitivas horas antes de dormirse. Mientras más apacible y relajado sea su día, más preparado estará para irse a la cama.

2) Es normal que el cuidador experimente frustración o molestia, ya que en una tarea muy agotadora, pero es  importante evitar confrontaciones o momentos de ira con el paciente antes de dormir.

3) Establecer rutinas diarias contribuye a que el paciente se adapte a un orden de horarios para dormir.

4) Lo ideal es limitar las siestas durante el día.  Si son necesarias, procurar que no sean demasiado largas.

5) Para evitar molestias estomacales durante la noche lo recomendable es darle al paciente cenas ligeras  por lo menos dos horas antes de acostarse. No incluir alimentos estimulantes.

6) La iluminación de los espacios donde se desenvuelve el paciente es clave. Si es de día procura que perciba la claridad y en la noche la oscuridad en su habitación, con buena ventilación, cómoda y libre de ruido.

Es normal que con la edad cambien los patrones de sueño y aparezcan algunas dificultades para dormir pero, en el caso del Alzheimer, son mucho más acusadas, así que es necesaria la atención médica adecuada para que pacientes y cuidadores puedan mejorar la calidad de su sueño.

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