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Trastornos del sueño te hacen propenso al síndrome metabólico

29 mayo 2020

Las personas que no duermen bien o pocas horas tienen mayor riesgo de sufrir de síndrome metábolico, una enfermedad muy común de los tiempos modernos que afecta notablemente la calidad de vida.

Durante las horas de sueño el sistema metabólico realiza una serie de funciones reparadoras en nuestras células. Por eso los investigadores reconocen la estrecha relación entre con el ritmo circadiano y la nutrición.

El metabolismo es un conjunto de reacciones bioquímicas que se producen en el interior de las células del cuerpo para garantizar el adecuado funcionamiento de todo el organismo.

Todo lo que comemos es procesado por el sistema metabólico que se encarga de transformar la energía que contienen los alimentos (vitaminas, macro y micro nutrientes, minerales, grasa, proteínas, carbohidratos), en el combustible que necesitamos a diario.

Dormir adecuadamente es importante porque le permite al cuerpo descansar y reemplazar lo consumido durante el día, como los nutrientes de las células y los neurotransmisores gastados.

El sueño es un espacio para la reparación del organismo, pues en esta fase baja la temperatura corporal dejando que el corazón descanse, se recomponen los músculos, se limpia el cerebro y se liberan hormonas que aseguran nuestro bienestar al día siguiente.

Si no dormimos bien, las horas necesarias y con la calidad de rigor, nada de este proceso ocurre como debe ser y la función metabólica se altera, dando paso a trastornos como el síndrome metabólico.

 

Metabolismo activo 

En las fases 3 y 4 del sueño, es decir, el más profundo, el cuerpo libera la hormona de crecimiento, que es fundamental en la regeneración muscular y especialmente necesaria en los niños.

Se segrega igualmente una hormona llamada interleucina que favorece la producción de anticuerpos necesarios para fortalecer el sistema inmunológico.

El sistema circulatorio se ve favorecido, ya que mientras dormimos disminuye la presión arterial, el corazón no necesita tanto esfuerzo para bombear sangre al resto del organismo. El sueño disminuye el gasto de energía ayudando al metabolismo a reponerse más fácilmente.

Ganamos salud visual porque se regenera la película lagrimal que protege la córnea, especialmente en estos tiempos modernos cuando estamos expuestos largas horas a las pantallas de led.

La disincronía del ritmo circadiano, es decir dormir fuera de los horarios habituales, afecta adversamente el metabolismo de la glucosa, por lo que cumplir las horas de sueño con calidad regula la sensibilidad a la insulina  y disminuye los marcadores de resistencia a la misma.

 

Síndrome metabólico 

Si bien este trastorno obedece principalmente a una predisposición genética, así como a inadecuados hábitos alimentarios y de actividad física, los trastornos del sueño se han vuelto un disparador importante del síndrome metabólico o síndrome de Reaven como también se le conoce.

El síndrome metabólico se define como un conjunto de alteraciones metabólicas que se manifiestan con obesidad visceral, alteración del metabolismo de la glucosa, dislipidemia  (aumento del colesterol de las LDL y bajas concentraciones de colesterol de las HDL) e hipertensión arterial.

Todas estas alteraciones son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2.

Parte de los criterios para el diagnóstico de síndrome metabólico según las recomendaciones de las guías de ALAD 2010 son:

  • Obesidad abdominal: las personas que tienen un perímetro de cintura mayor o igual a 94 cm en varones y 88 cm en mujeres.
  • Triglicéridos altos: mayores a 150 mg/dL.
  • Hiperinsulinemia: Elevación de glucosa en sangre en ayunas nivel igual o superior a 150 mg./dl.
  • Presión arterial alta de 130/85 mm.Hg. (milímetros de mercurio) o superior.

 

Diversos estudios evidencian que pocas horas de sueño, alteración de su calidad y patrones irregulares de sueño-vigilia están asociados con la alteración metabólica.

Cabe destacar que no sólo nos referimos al insomnio, pues quienes sufren de trastornos respiratorios que perturban su buen dormir, también son pacientes de riesgo respecto al síndrome metabólico.

Asimismo la desincronización circadiana, muy común en personas que trabajan en turnos rotativos es un factor de riesgo.

Una dieta baja en carbohidratos, grasas y azúcar puede favorecer el sueño, pues esta alteración del ritmo circadiano también se relaciona con más apetito durante las horas que no estamos durmiendo y el consumo de alimentos de rápido procesamiento y bajo contenido nutricional.

Los efectos del mal dormir sobre el gasto de energía del organismo parecen depender principalmente de la intensidad de la pérdida de sueño, por lo que es necesario procurar tener sueño de calidad al menos de 4 a 5 veces a la semana.

Existe suficiente evidencia que indica que la carencia de sueño afecta la homeostasis de la energía de todo el organismo al alterar el metabolismo de la glucosa y el control del consumo alimentario.

Dormir adecuadamente y mejorar nuestros hábitos es vital dado que el síndrome metabólico y cada uno de sus componentes se asocian con aumento del riesgo de muerte prematura.

Si presentas algún trastorno del sueño como apnea obstructiva del sueño o insomnio, es importante acudir al especialista para aplicar tratamiento y evitar alteraciones metabólicas.

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