Las alteraciones en las horas de descanso influyen negativamente en el comportamiento compulsivo.

Las personas diagnosticadas con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) están dominadas por pensamientos y acciones obsesivas repetitivas que exigen cumplir un orden en cada una de sus actividades diarias. Esta conducta conlleva a calmar en cierta medida su permanente estado de ansiedad.

El Trastorno Obsesivo Compulsivo es más frecuente en mujeres que en los hombres, afectando a un muy bajo porcentaje de la población, según la Organización Mundial de la Salud.

Esta enfermedad tiende a aparecer desde la adolescencia, cuando los patrones de sueño se ven alterados por la misma dinámica social, lo cual puede afianzar la condición.

Estudios científicos se han enfocado en evaluar la forma en la que influyen los patrones de sueño en estos pacientes, llegando a la conclusión que las modificaciones en el horario en que se van a la cama o el tiempo que duermen, influye en su comportamiento.

Los malos hábitos de sueño tienen un impacto negativo en la mayoría de los trastornos físicos y mentales conocidos. En el caso del TOC, irse a la cama después de la media noche es un mal plan debido a que se agravan los síntomas.

Según los investigadores, los pacientes obsesivos compulsivos que se duermen a altas horas de la noche disminuye el autocontrol sobre sus pensamientos y comportamientos ritualizados.

De esta manera se establece que el trastorno de retrasos del sueño podría complicar la condición de estos pacientes, quienes al carecer de la calidad de descanso requerido ven agudizada su enfermedad.

Además de la terapia cognitiva, los pacientes TOC deben valerse de otras herramientas terapéuticas y relajantes para disminuir las manifestaciones del trastorno, así como poner en práctica las recomendaciones de la higiene del sueño.

De lo contrario tendrán más dificultades para tomar el control de la intrusión de sus pensamientos y por ende de comportamientos compulsivos.