¿Cuántas horas necesitamos dormir según nuestra edad?
En la medida que ganamos años de vida nuestras horas de sueño van disminuyendo así que dejamos de dormir como un bebé.
En general los especialistas indican que lo saludable es dormir 8 horas pero para la neuróloga Celia García Malo, las horas de sueño necesarias depende de la edad de cada quien.
“Nuestras necesidades de sueño van cambiando a lo largo de nuestra vida, siendo mayores en la infancia, pasando a un promedio de entre 7-9 horas en adultos y reduciéndose después en personas de edad más avanzada” explica la experta en trastornos del sueño.
De hecho no se trata de una fórmula exacta, porque incluso dentro de una misma franja etaria puede variar el número de horas de sueño que se requieren para alcanzar el verdadero descanso.
Muchos se preguntan si dormir más o menos de 8 horas está mal y la respuesta está en la calidad del sueño que se tenga, así como el efecto que tiene sobre la calidad de vida del individuo.
García Malo aclara que a cualquier edad, una falta de sueño mantenida se relaciona con problemas de memoria, quejas de concentración, cansancio, apatía, tristeza o malhumor. En el caso de los niños además se asocian conductas impulsivas o un cierto estado de hiperactividad, como forma de defensa para combatir la hipersomnolencia.
De igual forma la falta de sueño favorece la aparición de problemas endocrinológicos que estimulan el riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares, mayor riesgo de infarto e ictus.
Entonces ¿cómo sabemos que gozamos de calidad e higiene del sueño según la edad que tengamos?.
Si se trata de trata de niños la higiene del sueño tendrá mucho que ver con los hábitos de vida y la educación que al respecto se dé en casa por parte de los padres.
Durante la adolescencia las horas de sueño ya no son las mismas, los patrones inculcados en la infancia comienzan a resentirse y por tanto así mismo la higiene del sueño. En esta etapa se pueden desarrollar algunos trastornos del sueño y es muy importante que los padres estén atentos a ello.
Ya en la edad adulta, debido a las responsabilidades laborales o familiares, se da por sentado la tendencia a que exista un estado de privación de sueño, sin embargo, aplicando algunos hábitos se puede conciliar un sueño reparador.
En la vejez definitivamente la calidad de sueño es menor así como las horas de sueño también.
La razón por la que el sueño va en escalonado descenso a medida que tenemos más edad es que existe un defecto progresivo en la síntesis de melatonina en la glándula pineal, de forma fisiológica.
La melatonina es la hormona que induce el sueño pues regula la oscilación entre sueño-vigilia y su producción se reduce con la edad. Diversos estudios señalan una relación inversamente proporcional a la frecuencia de mala calidad de sueño por lo que el déficit en la producción de esta hormona se asocia con trastornos del sueño en general.
Los ciclos de sueño-vigilia se rigen por luz y oscuridad en el ser humano. Es muy útil favorecer adecuada exposición a luz, preferiblemente natural y al aire libre, durante el día, condiciones de baja iluminación las horas antes de ir a dormir, y oscuridad ya en el momento de dormir. Esta es la mejor manera de “sincronizar” con nuestro entorno.