Parasomnias

TRASTORNO DE PARASOMNIA

Son trastornos del sueño, en los que el paciente realiza una serie de comportamientos, emociones, movimientos, percepciones anormales, que pueden ocurrir tanto en la conciliación del sueño, durante las fases del mismo o durante la privación del sueño. La mayoría de parasomnias, son estados disociados del sueño con despertares parciales inconscientes, durante la transición de vigilia-sueño NREM o durante la transición de vigilia-sueño REM. El síntoma en común suele estar en la propia conducta. Aunque se dan con mayor frecuencia en niños, también pueden persistir hasta la edad adulta, teniendo una mayor relevancia clínica.

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Son más frecuentes en niños, aunque pueden persistir hasta la edad adulta, en la que tienen un mayor significado patológico.

PESADILLAS 

Existe entre un 10% y un 50% de niños entre los 3 y los 6 años que presentan pesadillas.

Los niños describen estas pesadillas como sueños terroríficos, muy vívidos. La inmensa mayoría de las pesadillas ocurren durante la fase REM y durante la segunda mitad de la noche (ya que la fase REM es más prominente en esta segunda mitad).

Cuando se produce un despertar en medio de la pesadilla, éste es repentino y el niño es plenamente consciente, no se da ni el aletargamiento ni la agitación excesiva, típico de los terrores nocturnos. El niño que presenta una pesadilla recordará de forma detallada lo soñado.

La relevancia de las pesadillas se debe más a que a los eventos en sí, a sus negativas consecuencias cuando estas se dan con una frecuencia elevada, ya que pueden llegar a condicionar la vida del paciente.

Existen ciertos factores como estrés o situaciones traumáticas que pueden agravar la frecuencia y gravedad de las pesadillas. En el tratamiento de las pesadillas, trabajamos el enfrentamiento al contenido temido de las mismas y trabajamos también en las técnicas de relajación, consiguiendo resultados en breves periodos de tiempo.

PESADILLAS EN EL ADULTO

Aunque las pesadillas se dan en mayor medida durante la infancia, los adultos no están exentos de ellas. Las pesadillas en los adultos suelen estar principalmente ocasionadas con ciertas enfermedades, tanto físicas como psicológicas, y con la ingesta de fármacos o la toma de ciertas sustancias. Existen diferentes estudios científicos en lo que se ha tratado de estudiar el papel de los fármacos en la presencia de las pesadillas. El más conocido, es una revisión realizada por la Universidad de Colorado, 2003 en Human Psychopharmacology, realizó un listado de los principales fármacos que provocan pesadillas.

FÁRMACOS

Algunos fármacos que pueden inducir pesadillas:

  • Antidepresivos:
    1. Inhibidores de recaptacion de serotonina
      • Fluoxetina (Prozac®, Adophen®)
      • Duloxetina (Cymbalta®)
      • Venlafaxina (Dobupal®, Vandral®)
      • Paroxetina (Seroxat®)
      • Escitalopram (Cipralex®)
      • Citalopram (Prisdal®, Seropram®)
      • Mirtazapina (Rexer®)
    2. Antidepresivos tricíclicos
      • Amitriptilina (Anafranil®, Nobritol®)
      • Imipramina (Tofranil®)
    3. Bupropion (Zyntabac®; Elontril®)
  • Antihistamínicos:

    • Dexclorfeniramina (Polaramine®)
    • Difenidramina (Soñodor®, Benadryl®)
    • Prometacina (Fernegan®)
    • Hidroxicina (Atarax®)
  • Antiepilépticos:
    • Fenobarbital (Luminal®)
    • Clonazepam (Rivotril®)
    • Valproato (Depakine®)
  • Potenciadores cognitivos:
    • Donezepilo (Aricept®)
    • Risperidona (Risperdal®)
    • Rivastigmina (Exelon®)
  • Cardiología:
    1. Beta-bloqueantes
      • Atenolol (Tenormin®)
      • Propanolol (Sumial®)
    2. Bloqueantes de los canales de calcio
      • Losartán (Cozaar®)
      • Felodipino (Plendil®)
    3. Inhibidores ACE
      • Losartán (Enalapril®)
  • Antiretrovirales:
    • Efavirenz (Sustiva®)
  • Antibioticos:
    • Ciprofloxacina (Globuce®)
  • Analgésicos y opiáceos:
    • Naproxeno®
    • Ketamina ®
    • Morfina®
  • Antiparkinsonianos Y S. Piernas Inquietas:
    • Amantadina
    • L-Dopa (Sinemet®, Madopar®)
    • Ropinirol (Requip®, Adrartrel®)
    • Pramipexol (Mirapexin®)
    • Cabergolina (Sogilen®)
    • Rotigotina (Neupro®)
  • Antipsicóticos:
    • Clozapina (Leponex®)
    • Risperidona (Risperdal®)
    • Olanzapina (Zyprexa®)
  • Hipnóticos:
    • Temazepam (Remestán®)
    • Triazolam (Halcion®)
    • Lormetacepam (Noctamid®)
    • Zolpidem (Stilnox®)
    • Zoplicona (Limovan)
  • Deshabituación tabáquica:
    • Vareniciclina (Chantix®)
    • Parches de nicotina
    • Bupropion (Zyntabac®)
  • Estatinas:
    • Atorvastatina (Lipitor®)
    • Simvastatina (Zocor®)
    • Rosuvastatina (Cresor®)
  • TDAH, Narcolepsia:
    • Metilfenidato (Rubifén®, Concerta®)
    • Dexantetamina (no disponible en España)

TERRORES NOCTURNOS

Al ser trastornos que afectan a la fase de ONDAS LENTAS, fase NREM, se dan en mayor medida en la primera mitad de la noche, es en esta primera mitad cuando se produce un porcentaje mayor de fase de ONDAS LENTAS. Las pesadillas se acompañan de una importante activación autonómica (sudoración, aumento de la respiración y de la frecuencia cardiaca, etc.) y gritos. Los padres al escuchar los gritos, suelen acudir a ayudarles asustados, y al despertarle  se encuentran con un niño desorientado, no consciente de lo soñado, aletargado y con dificultad para responder. El no recordar el contenido del sueño al despertar, es uno de los síntomas que diferencian las pesadillas de los terrores nocturnos.  Aparecen con mayor frecuencia entre los 3 y 6 años de edad, con desaparición espontánea en la adolescencia.

SONANBULISMO

Trastorno que al igual que los terrores nocturnos se da durante la fase de ONDAS LENTAS, apareciendo por ello, con mayor frecuencia durante la primera mitad de la noche. Se trata de episodios en los que el paciente puede realizar acciones complejas (abrir la puerta, la ventana, cambiar de cuarto, etc.) o acciones más sencillas (incorporarse o sentarse en la cama) Durante estos episodios, el paciente no responde a estímulos externos, y los intentos de los demás para despertarle no suelen tener éxito. Cuando consiguen despertarse se encuentran confundidos, pero no habrá alteración cognitiva o de conducta.

Por lo general los pacientes no recuerdan nada del episodio al día siguiente. Al igual que en el resto de parasomnias, se produce con mayor frecuencia durante la infancia, con tendencia a la desaparición durante la adolescencia, pudiendo haber algún caso en adultos principalmente entre los 18 y los 35 años. No se han encontrado datos respecto a la diferencia de sexo. Como prevención de accidentes podemos adoptar medidas de protección: cerrando las ventanas y puertas con llave, retirando los muebles u objetos del medio y evitando objetos peligrosos en el dormitorio.

SONAMBULISMO EN LOS NIÑOS:

Al igual que ocurre en los adultos, se da con mayor frecuencia durante la primera mitad de la noche. En los niños las acciones realizadas suelen estar relacionadas con su aprendizaje motriz diurno, repiten conductas aprendidas por el día, (como atarse los cordones, lavarse las manos, etc.) después suelen volver a la cama. Respecto a  la edad, cuanto mayor sea el niño, mayor tendencia tendrá a seguir su camino, por lo que nos costará mayor esfuerzo  despertarle o dirigirle de nuevo a su cama. Es común que despierte en habitaciones que no sean la suya. El sonambulismo no resulta peligroso en sí mismo, pero pueden sufrir accidentes durante los episodios de sonambulismo. Lo más recomendable es no despertarles y dirigirles de nuevo a la cama, no porque sea peligroso, sino que al no ser conscientes de lo que está ocurriendo, si les despertamos crearemos una situación de incomprensión y extrañeza, e incluso en niños de mayor edad puede que se agiten.

TRASTORNO DE CONDUCTA DURANTE EL SUEÑO REM

Trastorno que ocurre durante la fase de sueño REM, en la que el paciente escenifica los sueños mediante movimientos bruscos y complejos. La fase de sueño REM suele aparecer tras la hora-hora y media del comienzo del sueño, pudiendo aparecer varios episodios a lo largo de la noche, coincidiendo con la fase REM de cada ciclo de sueño realizado. Es un trastorno que puede aparecer en cualquier edad, aunque con mayor frecuencia en hombres mayores de 60 años.

Es primordial acudir a un especialista para el seguimiento y diagnóstico, no sólo por las consecuencias que pueden derivar de este trastorno, como una lesión al compañero de cama o autolesiones, sino también debido a que se ha demostrado que el trastorno de conducta de fase REM puede ser predictor de otras patologías neurológicas (como demencia o Parkinson).

SOMNILOQUIO

Consiste en la emisión de sonidos verbales, sin significación semántica durante el sueño. Normalmente existe relación entre estos y el contenido de los sueños. Existe mayor proporción de varones afectados que mujeres. Aunque pueden aparecer en cualquier edad, suelen comenzar en la infancia y si el problema se mantiene hasta la edad adulta, suele aparecer asociado a estresores, fiebre u otros trastornos del sueño. En la actualidad no hay un tratamiento concretamente dirigido para este trastorno.

BRUXISMO

Consiste en el mantenimiento de actividad muscular de los maxilares durante la noche, de manera inconsciente y con movimientos rítmicos. Como consecuencia a largo plazo aparece el desgaste de las fundas dentales, y a corto plazo los pacientes suelen despertare con dolor en la articulación temporomandibular e incluso con cefaleas. Como factores relacionados con el origen del bruxismo encontramos el estrés y factores anatómicos de la mandíbula. El tratamiento se realiza con la colocación de una férula de descarga, férula dental que impide el roce de ambos maxilares, protegiendo las fundas dentales.

También se ha demostrado la eficacia del biofeedback y las técnicas de relajación de los músculos implicados para ese trastorno.

MIOCLONIAS HÍPNICAS

Contracciones de músculos concretos, involuntarias, breves y bruscas. Principalmente afectan a las piernas, aunque pueden aparecer en cabeza y brazos. Se dan durante la transición de vigilia a sueño, su aparición está relacionada con exceso de ejercicio, y sustancias como nicotina o cafeína. No tienen relevancia clínica, pero si comienzan a darse con elevada intensidad y frecuencia, se debe tratar con el control de los factores desencadenantes ya mencionados. En casos extremos puede llegar a ser necesario el tratamiento farmacológico.

DESPERTARES CONFUSIONALES

Son despertares bruscos, en los que la persona se despierta confusa y desorientada, se producen a lo largo de la noche y con mayor frecuencia durante el sueño profundo.

Es típico que la persona en el despertar se comporte de manera inapropiada o con errores lógicos. La duración del despertar es variable, de segundos a varios minutos. Es típico en niños, suele desaparecer sin necesidad de tratamiento con el paso del tiempo.

Aunque no tiene relevancia clínica, se deben controlar los factores que la causen como ciertos fármacos con acción en el Sistema Nervioso o el estrés.

PARÁLISIS DEL SUEÑO

Episodio de incapacidad temporal de movimiento voluntario de los músculos de todo el cuerpo, pudiendo sólo mover los ojos y el diafragma. Suele aparecer durante la fase de sueño REM. Se produce con mayor frecuencia en situaciones de Jet lag o en trabajadores con turnos rotatorios. Los pacientes que lo experimentan lo viven con mucha angustia, hay que informarles de que no tiene relevancia clínica, que se ha de mantener la calma ya que no existe ningún peligro y tras unos segundos desaparece espontáneamente. Si otra persona les toca, la parálisis desaparece.

TRASTORNOS DE BALANCEO

Trastorno compuesto por movimientos rítmicos, repetitivos, bruscos e inconscientes de diferentes partes del cuerpo, usados por los niños en la conciliación del sueño, con una duración aproximada de 15 minutos, en alguna ocasión estos movimientos de balanceo se acompañan por ruidos repetitivos y perceptibles que resultan molestos para el resto de familiares. También pueden aparecer en el sueño de ondas lentas y sueño REM. Ejemplos de movimientos: anteroposteriores, balanceo del tronco, giro de la cabeza, etc.

Suelen darse a partir del 9 mes de vida, y rara vez permanecen pasados los 2 años. Y aunque no existe relación con estas alteraciones neuropsiquiátricas, es común en niños con retraso mental. Por lo general no necesitan medidas terapéuticas para remitirlos.

Este trastorno causa grandes preocupaciones en los padres de los niños que lo sufren, es importante informar y tranquilizarles, mejorará con el tiempo y no tiene importancia clínica. Se pueden usar medidas para reducir las molestias y medidas de protección para evitar que el niño se lesione. Sólo se debe sospechar de una alteración neurológica o psicológica y acudir a un especialista, cuando estos movimientos se mantengan pasada la infancia o incluso lleguen a la adolescencia.